#consumidorconsumido
Necesito poco, y lo poco que necesito, lo necesito poco es casi ya una frase en desuso, pero mis abuelos me la decían, para que no olvidara lo que es realmente importante.
La supervivencia es una aventura en toda regla, sobre todo si la llevas al día; tanto vivo, tanto tengo, tanto opto y de nuevo tanto vivo. La complejidad y la riqueza de nuestras experiencias vitales casi siempre trascienden a la rutina, al confort de lo fiable y de lo predecible, porque cuando se enredan en satisfacer esas premisas, se vuelven previsibles y dependientes.
Esa percepción cambia con la edad y con nuestra bien valorada autonomia, pero en general en nuestra sociedad existe una carrera intrínseca y esclava por la construcción de nuestras cuevas o cubículos compartimentados en un censo global, que otorga favores y posibles a unos más que otros, a los más obedientes primero a los reveldes despues.
Son esos los lugares seguros dónde necesitamos habitar y cobijarnos, no siempre satisfactorios y siempre deseables porque el planeta, la tierra, la naturaleza dicen ya no es segura para nosotros, tampoco se si alguna vez tal y como la conocemos lo fue, pero lo que más bien parece es que somos nosotros los que no somos en realidad beneficiosos para ella.
¿qué sucedió con la simbiosis del entorno que disfrutan otras especies?
El ser humano reconoce como es el lugar dónde desea vivir, lo lleva en su adn, en su programación primigenia, sabe que le pertenece un lugar en esta tierra por el hecho de haber nacido, al mismo tiempo que sabe que le arrebataron ese derecho por el hecho de haberse convertido en persona, ¿dónde está el límite de lo asumible?
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La palabra sacrificio etimológicamente proviene del latín sacro + facere, es decir hacer, honrar, invocar a la divinidad con nuestros actos, pero parece que el Dios de antes, si lo hubo ya no responde, o tal vez sea que no hubo nunca Dios, tan solo esclavistas. Sacarificio en realidad no tiene connotación alguna de sufrimiento sino de honra y por tanto de plenitud y de ofrenda, ¿es nuestra vida honrosa?
A esa pregunta no se la puede responder desde lo que uno cree poseer, al go que por otro parte es tan efímero como la existencia, ni siquiera desde lo que uno necesita para ser, tan solo puede responderse desde la emoción de la presencia de la propia existencia.