Tierra de luces, de sol, de montañas y árboles, es el Sur…
Tierra de acogida para muchos y de partida para otros,
pero siempre eterna, silenciosa y humilde.
Tierra de agua, verde y azul,
en sus paisajes infinitos y ordenados,
de aceite y de historia.
Venir al Sur ha supuesto la vida,
la conexión perdida,
y al mirar a lo lejos el sentido del vivir.
No tan solo de alegria vive el alma,
también de recuerdos y heridas,
pero sobretodo del querer vivir.
La vida se muestra definida
en el perfil de un paisaje
y en la melancolía de la memoria,
nunca perdida, siempre encontrada,
porque allí dónde se posa la atención,
la intención la sigue de cerca,
sin perderla nunca de vista.
Y allí dónde mires hallarás horizonte
tierra infinita y bendita,
ofrenda y razón para seguir,
para estar y para vivir
Bienvenido al Sur.
