La fragua del dios romano Vulcano

la fragua de vulcano de velazquez

A la figura mítica de Vulcano le precede el también feo griego Hefesto,  Hêphaistos, quizá de φαίνω phainô, ‘brillar’, es el dios de la forja y del fuego, por lo tanto de herreros, artesanos, escultores, metales y la metalurgia en general.

Este Dios era adorado en Atenas en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia, y tiene otras equivalencias históricas ademas de la romana, en la japonesa como Kami o deidad del sintoísmo (*) Kagutsuchi, en la cultura egipcia Ptah (**) y en la hindú Agni (***), aunque todos ello con matices diferenciados, es sin duda la connotación de la rudeza no solo del oficio, sino del material y de la historia de este mito la que se ha quedado.

(*) El sintoísmo es una religión animista, es decir que no hay distinción entre lo físico y lo espiritual, muy antigua japonesa, que no tiene escrituras ni dogmas, tan solo una rica mitología y con prácticas religiosas muy arraigadas.

(**) En la mitología egipcia es también el «Señor de la magia», un dios creador «Maestro constructor», inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos, que se le atribuía también poder sanador.

(***) Agni ( del sanscrito fuego) es el dios hindú del fuego. Se lo considera amigo y protector de la humanidad, en particular, protege el hogar o la familia.

Vulcano es un personaje estéticamente marcado por defectos físicos, fruto del rechazo de su madre o padre, según las leyendas mitológicas de griegos y romanos; cojo y feo al ser arrojado como rechazo a su condición estética de nacimiento, pero en cambio incluso con ese estigma no solo se ocupa de un trabajo arduo de hombres fuertes y robustos, el verbo fraguar viene de fábrica y de obrar, facer. Sino que también en ambas culturas se casa con la diosa del amor y la belleza Venus y Afrodita, aunque sin tener descendencia, según las creencias de romanos y griegos.

Venus lo dejó por Marte, el dios de la guerra, para el cual Vulcano forjaba en su fragua las armas de los Dioses, por cierto todo muy humano, y es esta la escena que representa Velázquez cuando es visitado por Apolo para recibir la noticia.

Para los romanos es también el dios obvio de los volcanes, como reza su nombre.

El fuego es uno de los cinco elementos esenciales de muchas de las culturas humanas como el agua, el aire, la tierra y el éter en algunas más ancestrales, pero como este último es el menos evidente y el más interpretativo, no está surge, aunque al aire también le presuponemos materialidad porque lo sentimos pero no lo vemos.

El fuego conceptualmente está asociado al desarrollo de la humanidad, dice la historia que es el fuego el que nos permite alimentarnos y calentarnos, al mismo tiempo que creamos vasijas y espadas. Es el dador de la civilización, por su poder energético y de trasformación, ambas cosas no son nada utilizadas en nuestra actual cultura de forma directa por los humanos, de hecho la presencia del fuego en si mismo es tan solo un símbolo en una vela, en una onírica chimenea, aunque también en la destrucción en un incendio o en la erupción de un volcán, dócil o subversivo no nos es para nada indiferente.

¿Dónde está el importante fuego actualmente en nuestras vidas?

El fuego está implícito en nuestras vidas y en los procesos que nos abastecen pero que no vemos, a pesar de ser la emisión de luz y calor producida por la combustión de una materia, producto de una reacción química de oxidación acelerada, esas característica ya no son perceptibles. Las llamas son las partes del fuego que emiten luz, mientras que el humo es el conjunto físico de las mismas que ya no la emiten.

Lo que en la representación de ambos genios de la pintura parece acontecer es que la fragua es cosa de hombres, y que su anatomía está hecha para poder realizar dicho trabajo, lo que con esa característica se haga ya depende de cada época; espadas o vigas.

La vida de Vulcano tras el famoso deliz de su mujer no está ausente de enredos mitológicos que amplian aun más el campo de su existencia y de la nuestra como este párrafo el filosofo griego.

Critias, sofista ateniense, discípulo de Sócrates y tio carnal de Platón 460 a.C cita este en los diálogos de Timeo , una curiosa anécdota o dato sobre otro episodio del mito Vulcano y Minerva (…) ·Los dioses repartieron las tierras entre sí. Vulcano y Minerva recibieron lo que Critias denomina «nuestro país». Sus habitantes, que se refugiaron en las montañas, han olvidado  la historia de sus mayores, aunque conservan la tradición de algunos de sus nombres. Recuerdan nombres de personas y héroes, pero no sus acciones. FUENTE

La mitología es interpretación, la que hicieron hace mucho tiempo y convirtieron en diálogos, relatos y esculturas, y por supuesto la que también podemos hacer nosotros. Sus personajes más que multitud de dioses porque luego ya vino la religión y tan solo hay unos cuantos, parecieran arquetipos humanos. El dios del fuego, es en realidad un hombre que trabaja, que es cojo por desprecio de linaje y que no fragua su destino sino herramientas y armas para otro, o tal vez si, sea más libre y merecedor de todo lo que existe aquí en el mundo material, él es capaz de obrar incluso con sus condicionamientos, y pese a las generalidades de la belleza propia de estos mitos clásicos, es el una excepción, algo que lo diferencia del resto y por tanto lo hace único y fuera de la normalidad.