Igual únicamente desde el pensamiento estoico es posible ya entender el valor de esta palabra y lo muy instrumentalizada que durante la imposición del mal usado concepto «escuela», del griego σχολή (scholé) ocio, tiempo libre; estudio nos ha quedado. Será porque los niños, los nuestros en realidad no van a la escuela, sino al «colegio» que ya si eso lo dejamos para otro artículo.
„Quien es amigo, ama; quien ama, no siempre es amigo; de ahí que la amistad resulta siempre provechosa; el amor a veces hasta es perjudicial.“
Lucio Anneo Seneca 4 a.C.-65 d.C Córdoba – Roma
El estoicismo es un modo de pensar antiguo que se conformó en una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en la antigua Grecia, y sus polis o ciudad estado, como Atenas a principios del siglo III a. C. Núcleos de habitantes que aun teniendo identidades propias compartían culturas, tradiciones e ideas. Tal vez ese tipo de organización menos homogénea fue lo que hizo entre otras cosas tan rico el clasicismo. A veces encontrar respuestas desde una posición a medida humana ayuda a entender la historia, y oí ayer por cierto que iban a quitar la filosofía de secundaria, que pena ¿No?
Conocer la filosofía, significa poder aprender de los errores de nuestros anteriores, disfrutar de las preguntas que se hicieron e intentar evitar siempre una y otra vez las mismas confusiones, que más parece que ya que conviene, más que no aprendemos. Recordar que Séneca siendo consejero del volátil Nerón, se quito la vida antes de que este cumpliera con su sentencia de asesinarlo, extraña amistad esa, y le dijo:
“tu poder radica en mi miedo: ya no tengo miedo. Tu ya no tienes poder”
Séneca a Nerón
La corriente del estoicismo es una forma de pensar basada en un sistema lógico y sus puntos de vista sobre el mundo natural. Pues bien la manera en que nuestros hijos residen innumerables horas, días y años de sus vidas en la escuela, lugar donde quieren encontrar amigos, no es natural, es totalmente artificial. El sistema los reparte en aulas por nombre, por edad, por año de nacimiento, pronto por registros sanitarios, todo y cualquier cosa menos ellos mismos, y en esos grupos se ven obligados a socializar y a entenderse.
Recordar que van a estar sentados mirando a la pizarra durante mínimo 10 años nada que ver con las escuelas griegas e pleno S. XXI
Pero vamos de nuevo al concepto que nos ocupa, que le decimos a nuestros hijos que es la amistad; porque podríamos empezar diciéndoles lo que no es, como encajar, aceptar, tragar, seguir, copiar, obligarse, callar, obedecer… y hasta pedir permiso ahora para ir al lavabo. Pues es difícil, por lógica estoica, que el concepto «amistad» surja y florezca en esos ambientes. Surgirán relaciones obligadas para subsistir, como en cualquier campo de batalla, y porque no de forma innata, extraordinaria alguien se encontrará con un alma afín, pero serán los menos.
Esa visión, o esa pregunta te la haces ya de adulto, cuando miras atrás y eres capaz de distinguir de entre todas esas relaciones, las que si pueden considerarse como un amistad. Un sentimiento que aún dura, que aún tiene sentido, pero que seguramente ni siquiera ya compartes espacio o vida cotidiana, pero no caigamos en la trampa de pensar que es el tiempo lo que valida esa relación, porque tampoco es así.
Entonces que es la amistad;
Diría Séneca cosas muy interesantes y relacionadas con el tema, sobre la generosidad y el agradecimiento para definir las relaciones humanas, pero sin duda me atrevería a centrar el tema en el amor, y especialmente en el propio.
¿Pero hay amor en esos entornos dónde los individuos se integran en la sociedad según los gobiernos que nos obligan a ello?
No, no hay amor, hay obligaciones, deberes, y ya no hay mucha posibilidad de pensar y menos discernir por los valores que realmente importan en la sociedad. ¿Creéis que una sociedad saludable en valores humanos, se mata entre ellos?
Si se acerca algo de lo aprenden los niños a manos del sistema al libre sentimiento del amor, es la admiración, o el favoritismo o si queda algo en la estructurada jerarquía administrativa, la empatía.
Luego que le decimos a nuestros hijos, cuando un sábado por ejemplo él o ella, va a darle un ratón (mouse) a un compañero, colega, que se le ha roto, y cuando llega a su casa para dárselo, este está haciendo sus tareas con otros «colegas» y no le dejan quedarse. Y en ese intento de agradar o de dar, se deja las llaves en casa y ni siquiera se atreve a decirlo, no importa porque tenía el móvil para llamar a quién seguro sabe si le responderá.
Todo es experiencia en esta vida, y uno aprende de si mismo a cada paso, especialmente si siempre hay un lugar de seguridad en tu vida, sino es más difícil. Pero no le llamemos amistad a lo que no es, e intentemos que la «puñetera» sociedad no instrumentalice algo que debe darse de forma natural como decían los estoicos. La amistad es generosidad, amor incondicional, perdón, posibilidades, acompañamiento, conexión con uno mismo y con el otro. Y aún cuán muy grande tengas el corazón, que los hay corazones inmensos, supone un tiempo, dedicación y esfuerzo. Lo demás es «vaselina » para el sistema y sucedáneos de no saber estar en la propia compañía y tener mucho amor propio.
A mi hijo.