el sentir de la vida

El sentir de la vida, o una vida con sentir

Tal vez sea este el tema esencial del pensamiento y de la filosofía del ser humano de todos los tiempos, pero esos diferentes tiempos lo cambian todo a la vez que nos arrojan un nexo común.

Y el nexo es una pregunta, ¿Han podido las diferentes fórmulas que han esgrimido las diferentes civilizaciones resolver ese sentir? o tal vez cada una de las diferentes etapas, formas y culturas en realidad nunca han tenido la intención de satisfacer esa necesidad, luego la vida tiene un sentido o sintiendo pasa la vida.

Si nuestra actual modernidad es fruto del progreso, este tema ha progresado desde el discernimiento de la Academia de Platón más bien nada.

A esa respuesta le da contestación el alma; ella sabia sabe como se siente en ese exacto momento, si uno está conectado.

Sin embargo nuestra civilización, porque es difícil ya hablar de otras, que no sea por boca de los que han querido decir con conveniencia, la existencia que no la vida, está siempre en mañana, en lo que recogeremos, en lo que haremos hoy para tener o disfrutar en el futuro, y a cierta edad entiendes que esa es una gran mentira que mueve el sistema, una entelequia de tal tamaño que tiene a una sociedad, la actual, desplazada, algunos años, meses, día a algunos mientras a otros los tiene alejados de sus vidas y proyectos, de hecho la palabra «proyectar» viene del latín proiectare y significa «lanzar adelante», aunque es prefijo pro-, también significa a favor,

Pero, ¿y hoy?

Si la respuesta a hoy, tiene una sentir y ese pudiera ser nada en concreto más que paz y tranquilidad, ese es sin duda de todos los sentidos que pudiera tener la vida, el mejor para compartir y disfrutar de forma individual y a lado de un colectivo del mismo modo satisfecho.

Pero ni siquiera entonces, cuando esa pudiera ser la respuesta, la rueda de esta civilización actual en realidad lo consiente en un ciudadano medio, y este debiera no solo abstraerse de ese entorno sin necesidad de reaccionar, y solo sentir. Y es porque lo que en esta existencia moderna parece que tiene sentido a todas las edades, es hacer, construir, producir, prepararse, examinarse… y ya luego si le queda tiempo a la persona, del latín persona es decir máscara de un personaje de una obra teatral, disfrutará del sentir de la vida.

Es posible que eso también le haya pasado a un ciudadano romano, no se ya si a un habitante de un poblado íbero, lo que seguro ya sabemos es que ese privilegio tan solo es de pocos, no porque lo tengan más o menos solucionado existencialmente hablando en esta pantalla concreta del videojuego sino por que esos seres se permiten disfrutar de esa fortuna que es entender el verdadero sentir de sus vidas.

Esa sensación no se transmite, no se comunica, siquiera se si se enseña y mucho menos se compara, lo que está claro es que se siente o no se siente.

Puede que tenga que ver con el propósito de una vida y de conquistar la posibilidad de ser uno mismo dónde y cuándo quiera.