libros que alimentan el alma

¿Por qué quieres publicar un libro?

Una pregunta ineludible para alguien incluso y especialmente después de haberlo escrito.

Todos o muchos creerán que la vida de un escritor pudiera ser un camino al «estrellato», es posible y también arduo, pero lo que seguro quiere ser ese acto; es un trayecto para que alguien lea lo que alguien ha querido escribir.


Eso nos lleva directamente al autor y a su razón para la escritura.


La escritura especialmente el ensayo es autoconocimiento, reflexión y aprendizaje, una historia de ficción es también imaginación y aventura, un libro de poemas es sensibilidad, ritmo y análisis concreto de la vida; pero todo ello puede ser cualquier cosa en manos de un autor.

Atributos que pueden ser vistos desde dos puntos de vista; desde el foco propio de la creación o desde la lectura, o la observación en el caso del arte, cuando el libro deviene en obra. De nuevo la pregunta:

¿ Por qué quieres publicar un libro?

¿Hay altruismo y a la vez identidad de individuo? Sí, y es posible que tenga de ambos ingredientes y sea justo su equilibrio lo que justifique una acción, no de la escritura, sino de la publicación.

En cuanto al individualismo, que no egoísmo, (*) ni siquiera está entre los siete capitales; tal vez tenga un papel importante para el autor que necesita reafirmar sus pensamientos en una obra, pero si atendemos a la rentabilidad como valor monetario debería abstraerse de este para tener autenticidad, lo que nos lleva al altruismo.

Considerando el retorno de la inversión, como algo más amplio sin focalizar en el tema material, lo que estos libros suponen en autoconocimiento es posible que no tengan precio alguno de tasación y que incluso en el camino llegue a significar algo importante en la vida del autor.

Pensar o creer que ese mismo valor pudiera significar para otro, y lo que eso supondría para el total de la sociedad, es una acción desinteresada que pertenece más al colectivo que a la individualidad.

Leer es aprender, es nuestro código de comunicación por excelencia, cuando alguien escribe dedica su tiempo a darle forma al pensamiento, luego ya es algo expresado. Cuando lo escrito llega de forma «mágica» a un lector es que algo de lo que allí intuye, le resuena, por lo tanto se genera el vínculo.

El gran reto es que se de la magia

(*) La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza son las siete «faltas humanas» que tras la definición del autor, la iglesia consideró como los «pecados capitales».

Santo Tomás de Aquino 1225 Roccasecca, Italia – 1274 Abadia Fossanova, Italia

¿ Por qué quieres publicar un libro?