Uroboros

uroboros

La palabra proviene del griego ουροβóρο significa “serpiente que se come su propia cola”, pero conocemos que la forma iconográfica también esta referenciada en la cultura egipcia o en la serpiente/dragón de Quetzalcóatl que ya adoraban las civilizaciones maya, azteca, olmeca y tolteca.

Si empezamos por el principio y tal vez ese sea un posible significado, la serpiente fue una representación de la Madre Tierra, símbolo de la fertilidad asociada a la salud y no un inmundo animal que el credo ha relegado al concepto de maldad o como el newage espiritual random search, ahora vinculan a traumas.

El único trauma es el impuesto por la educación o formación que obvio todos al menos en este hemisferio hemos heredado en relación a este tema y a su relato de pecado, pero ¿qué hay más allá?.

Toda esa connotación negativa es posible que se base en algo más que en nuestra salvación motivada por la tentación de Eva con su consiguiente expulsión del Edén, ya que los antiguos israelitas consideraban a la serpiente como un icono del ciclo de renovación de vida. Lo que es claro, es que es a partir del cristianismo y especialmente a partir de la Edad Media, el simbolismo del pobre animal se transforma en pecado, culpa, miedo y temor a lo desconocido, salvo que es posible que algunos si tenían el conocimiento y a nosotros tan solo nos dejaran la fe y la obediencia.

 «Lo que pasa es que Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.»

En boca de serpiente según el Génesis 3,5

Más allá de la representación clara zoomorfa y la controvertida contextualización espiritual, lo que más llama la atención es la continuidad de la forma y algo que otros mitos como el Jörmundgander, nórdico describen como el concepto del ciclo infinito.

En formato hombres y mujeres pudiera ser el tan controvertido y ausente sentir del morir y renacer, o el mismo ciclo natural de la total utilidad del todo, o el mal considerado también concepto de putrefacción; del latín putrere, o lo que es lo mismo «descomponerse una sustancia orgánica para volver a forma otra».

Si cualquiera de esos signos de ciclo fuera real, todo adquiriría un sentido diferente, no habría juicio final, ni nada absurdo a lo que temer por lo que pudiera y en cambio si debiera ocurrir, porque todo acaba donde empezó, ni más ni menos.

Es posible también que sea la forma perfecta de un cuerpo anatómico y físico del animal representado, sin apéndices y continuo, que es capaz de moverse, comer, desvestirse, protegerse y sobrevivir como pocos otros animales lo que facilite la simbología, pero en el caso de Quetzalcóatl la serpiente tiene plumas; ketsalli, es pluma hermosa, y en algunas de sus representaciones también se come la cola.

Si algo tiene sentido o es eterno pudiera no ser exactamente lo mismo, pero en cualquier caso es irremediable y como expresa el símbolo «te engulle siempre de nuevo» o visto de otra forma; te mantiene siempre con vida.


En si mismo, la iconografía, además parece contener la famosa dualidad que tan bien explica el Génesis entre el bien y el mal, o entre la vida y la muerte. Pero seamos sinceros ante la amenaza por mucho que la pinten en un árbol, o en un caduceo sobre el bastón de Asklepios, dios de la Medicina: ella ya se arrastraba y posiblemente ya le teníamos miedo como le ocurre a otras especies, pero de supervivencia no de creencias, que es muy diferente.

« Por haber hecho eso, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.»

Entonces Yavé dijo a la serpiente; Génesis 3,5 (Libro del siglo X a.C)

En realidad la serpiente da miedo por lo desconocido, por lo imaginado, por lo ajeno tanto como su capacidad de independencia y autosuficiencia, vive en el mismo entorno natural que nosotros pero alejada, no se muestra, y si nos ve el miedo es mutuo.

Lo más sorprendente de la forma tal vez no sea el marco que perfila la figura , tan obvio y rotundo, sino lo que encierra dentro del círculo: es vacío como el vacío que lo envuelve.