dibujo simbolo templario

Templarios o la orden del Temple

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, también llamada la Orden del Templo, conocidos como los caballeros templarios, fue una de las órdenes monásticas militares católicas más poderosas de la Edad Media.  Temple (*Templo en francés)

Pequeño relato de historia

Fundada en Jerusalén, con el beneplácito del rey francés Balduino II, en el templo de Salomón en 1119 empieza la historia de este grupo militar y religioso, el obvio un periodo oscuro de religión, poder y guerras. Nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns, primer Maestro y fundador de la Orden, cuyo origen está envuelto en el misterio, se unen con el propósito original de proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén en plena época de las primeras cruzadas (XI – XII).

La primera campaña militar, alentada por el papa Alejandro II, considerada por algunos como la primera cruzada (1063)

La vida oficial de la Orden dura hasta el Concilio de Viena en 1312 , después de dos bulas papales que tras apenas 200 años de historia, y de la mano del Papa Clemente V ponen fin a la permisividad de su existencia, y a la consiguiente persecución y captura de sus miembros por la Santa Inquisición. Se dice que tal hecho súbito y raudo tuvo origen en las acusaciones de blasfemia y sodomía, injurias infligidas por Esquieu de Floyran, antiguo templario expulsado de la orden. De ese modo el Papa transigió a las presiones del rey francés Felipe IV, reconocido deudor de la Orden, el cual ordenaría su disolución definitiva y la expropiación total de sus bienes, castillos y tierras.

El inicio de la Edad Media se sitúa en el año 476 con la caída del Imperio romano y el saqueo de Roma por parte de los galos, periodo que dura hasta el XV, con la fecha de 1492, la primera cruzada supuso un complejo fenómeno histórico de campañas militares, peregrinaciones armadas y asentamiento de reinos cristianos que buscaron recuperar las tierras perdidas siglos atrás ante el avance musulmán en la llamada tierra santa. Atrás queda el centralismo del imperio y surgen durante una larga época de la Eurpa medieval, el oscurantismo del poder aristocrático y religioso.

La Orden del Temple entraña misterio y mucha parte de leyenda, especialmente en sus enigmáticas construcciones, detalles escultóricos así como los emplazamientos tan singulares de sus edificios en plena época del románico. El arte románico fue el primer arte unificado del mundo cristiano occidental y se desarrolló en los siglos XI y XII, llegando en algunas áreas hasta el año 1250, tras el cual apareció el gótico y este se desplazó con la implantación del Renacimiento bien entrado en el siglo XVI. Ambos estilos románico y gótico presentes exclusivamente en iglesias y castillos, se corresponden a la etapa en la cual la orden andaba ocupada en el propósito de proteger a los peregrinos que cruzaban Europa, una extraña forma de turismo en tiempo de guerras.

Es a través del arte, la arquitectura, la escultura y la arqueología mucho más que desde las letras que será posible entender con ojos de hoy, este movimiento y momento histórico.

Pero no tan solo ejercían de militares, los miembros de la orden también gestionaron una compleja estructura económica dentro del mundo cristiano. Crearon innovadoras técnicas financieras que más tarde fueron el referente o una forma primitiva del moderno banco, como testimonio queda aún en Londres, la llamada capilla del Temple construida a finales del siglo XII. La orden militar edificó una serie de fortificaciones por todo el mar Mediterráneo y Tierra Santa, de las cuales en la península ibérica tenemos multitud de restos arqueológicos de gran interés.

Además de la vías romeas, nombre con las que se denominaba a las rutas medievales que eran utilizadas habitualmente por los peregrinos (romeros) que se dirigían a Roma en bien de visitar el lugar de reposo de San Pedro, aunque el fenómeno de las peregrinaciones es emblemático de esta época y zona de Europa, no es una actividad exclusiva ni de ese tiempo, ni de ese territorio, ni siquiera de la religión cristiana. Tenemos además de la ya nombrada Jerusalén, lugar de origen de la orden y tierra Santa dónde vivió Jesucristo, un tercer lugar de peregrinación en España; Santiago de Compostela cuyo descubrimiento de la tumba de Santiago el Mayor durante el reinado de Alfonso II (792-842) supuso en inicio de los viajes santos.

Siendo los destacados esos tres puntos históricos, lo cierto es que empezaron a aparecer en la época otras reliquias y porque no excusas para el peregrinaje, lo que debió de dar trabajo a la orden, una regulación perfecta del mercado y también mercaderías.

Por ejemplo la aparición de lo que se cree fue la Cruz que perteneció al primer patriarca de Jerusalén tras la conquista de la ciudad a los musulmanes,fruto seguramente de los muchos rumores del momento. Así que se gestionó la peregrinación a Caravaca, Murcia que tiene su centro en el Lignum Crucis. La tradición sitúa la aparición de la Cruz el 3 de mayo de 1232, en el castillo alcázar de Caravaca.

La cruz de Caravaca tiene un infinito de poder y buenos augurios para los que creen en ella. El significado esotérico de esta cruz es el cruce del espíritu (línea vertical) y el plano material (línea horizontal)

Peregrinus significa literalmente extranjero, es decir una persona que se halla en tierra extraña y descontextualizado de su tierra, costumbres, lengua.

Dato histórico en 1025, Oliba, abad de Ripoll y obispo de Vic, fundó un nuevo monasterio en la ermita de Santa María de Montserrat. A partir de la segunda mitad del siglo XII atestiguan la proliferación del culto a María y el desarrollo de un peregrinaje local que se externalizó en los siglos venideros. Testimonios documentales de los siglos XII y XIII muestran el rol de Montserrat como centro regional de peregrinación y la condición de etapa en la ruta jacobea o como afirmó el historiador:

(…) es uno de los objetos que llama la atención de naturales y extranjeros, y admira aun á los acostumbrados á ver rarezas y maravillas de la naturaleza. No hay pincel ni pluma que pueda explicar las perspectivas que ofrece al que se interna en él.

Jaime Villanueva (1757-1837)

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